martes, 24 de mayo de 2011

Out Go The Lights

Se cortó la luz. Así. De un momento a otro. Milagrosamente, el día anterior me había inspirado y había cargado la batería de mi amiga Vaio. Pero pongamos la situación en contexto.
Martes a la noche. Vuelvo del gimnasio y de alcanzar a Madre a lo de PP, aún sin bañarme, saco al can porque se está muriendo (no salió en toda la tarde por la lluvia), vuelvo, le doy cinco minutos más a las verduras en el hornito eléctrico (no voy a prender el horno grande por dos berenjenas y dos zapallitos), y me siento frente a Vaio con la tv de fondo. Ni sé qué pasan, pero cuando estoy sola en casa, quiero ruido y luz. Sí, paranoia. Sí, cagazo. Sí, creo que Chucky, It, Ghostface y todos esos son muy reales. Pero no lo quiero pensar porque tengo miedo. Soy cagona. Muy. Y lo peor es que antes no era así. Antes me copaba quedarme sola. Pero vivir en casa es distinto a vivir en departamento. Y que Brillantina y Madre me paranoiqueen, tampoco sirve.
Cuestión que, entre tanto ruido y distracción, bum. Bah, no fue “bum”, porque pasó exactamente lo contrario. Se apagó todo. La luz, la info que me estaban dando en E! News, la tranquilidad y la paz. Se esfumó todo junto. Por suerte Madre tiene una linterna en su mesa de luz; con la laptop iluminándome el camino, la encontré, prendí un par de velas (son muestras, iluminan menos que un agujero negro), y me senté a comer, escuchando Foo Fighters y jugando al Solitario Spider.
La batería de la compu no me da para mirar una película ni una serie, e Internet se fue con el corte de luz, por lo que Youtube queda lamentablemente negado. Ya me había hecho la cabeza de que me iba a poner a ver charlas de Seth McFarlane, Kevin Smith y videos de bebés que se ríen o animales que bailan.
Y Amiga está en el cine con su chico, y Foca probablemente vea al suyo en un rato, y Pacheco debe estar feliz porque está con su nuevo trabajo… y yo sigo sin luz.
Gracias Universo, enserio. Te zarpás. Se nota que me querés.


¿Cómo se resuelve la situación? Cuando el Sr. Edenor decide atenderme (después de llamar durante 45 mins., y que me diera ocupado), mágicamente vuelve la luz. El Sr. Murphy haría muchas leyes con mi vida.

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